Genial. El local imita un tranvía, y es de los más acogedores que hemos visitado. Entras pensando que no te van a servir ni una tapa, y sales con la tripa llena prometiendo repetir.

Fábrica Maravillas: un espacio cervecero que enamora.
Parece que los socios de la Fábrica Maravillas se hartaron de tomar Mahou Clásica y Cruzcampo en los bares madrileños.